El amado por Dios
El amado por los hombres
El arraigado que nos arraiga
El buen pastor sean como sean las ovejas
El cordero de Dios que grita, suda, llora antes de su final
El de cimiento firme
El de la familia de Dios
El enérgico con ternura
El maestro lleno de sabiduría
El manso y humilde de corazón
El que abaja para que los hombres nos alcemos hacia Dios
El que se alegra de que seamos humanos que buscan a Dios
El que asume lo que es humano, demasiado humano
El que destapa nuestra contradicción por nuestros egoísmos
El que es camino de sanación para todos
El que es la persona cabal y nos invita a la mejor autenticidad humana
El que es la vida más allá de cualquier esperanza meramente humana
El que es nuestro yo más profundo, más real, más vital
El que es signo de contradicción frente a toda clase de egoísmos, narcisismos, maldades.
El que no se calla ante la deshumanización de los más débiles
El que nos invita al camino de la vida día a día, palabra a palabra, obra a obra
El que nos saca de nuestras casillas para que crezcamos en fe, esperanza y caridad.
El que pone compañía donde hay desolación
El que pone esperanza más allá de cualquier desolación
El que pone fe, siempre, siempre, siempre
El que pone luz en nuestras cegueras, en nuestras sombras, en nuestras miserias
El que redime al mundo con una misericordia misteriosa e infinita
El que sana lo que hay de oscuro en el alma de cualquier ser humano
El que nos reta para salir de nuestra tendencia a la autocomplacencia
El que se conmueve ante la humanidad doliente
El que se hizo metáfora fascinante y seductora
El que se hizo poesía que toca los corazones de los hombres sensibles a la santidad
El que se hizo puente entre la santidad de las santidades y la humana humanidad
El que siembra paz constantemente
El sufre constantemente el riesgo de la deformación por los idólatras
El valiente que nos llama a la audacia
El nombre sobre todo nombre.
Amen. Aleluya.