EL QUE QUIERA SERVIRME, QUE ME SIGA
Señor, quiero seguirte.
Vivo en un laberinto de espejos distorsionados.
¡Dame la sabiduría de tu luz!
Señor, queremos seguirte.
Rebosamos contradicciones muy humanas.
¡Danos la lucidez de tu luz!
Señor, quiero seguirte.
Vivo desconcertado en este imperio de la sandez.
¡Dame la ciencia de tu luz!
Señor, queremos seguirte.
Estamos cansados.
Estamos hartos.
Estamos indignados.
¡Danos la fortaleza de tu luz!
Señor, quiero seguirte.
Mis heridas y las heridas del mundo
parece que se amplían.
¡Dame la salud de tu luz!
Señor, queremos seguirte.
Coloca nuestra inteligencia de la realidad
en su verdadero sitio:
la contemplación de la presencia de la santidad.
¡Danos la valentía de tu luz!
Señor Jesús, quiero seguirte.
Coloca mi corazón en su verdadero sitio:
el emisor y el receptor de lo que de verdad importa
en la vida:
la comunión,
la santidad,
la paz.
Señor Jesús, queremos seguirte.
Colócanos en la perspectiva adecuada:
vivir tu presencia.
vivir en tu presencia,
vivir contigo en tu presencia
la comunión de toda comunión,
la paz de toda paz,
la salvación de toda salvación.
Señor Jesús, queremos seguirte.
Sólo tú tienes palabras de visa eterna.
Por ti sabemos que la expresión más bella de lo humano
es la entrega de sí.
Tocan tiempos de soltar con audacia.
Tocan tiempos de confiar con fe de alta calidad.
Tocan tiempos de entrega para aportar lo que falta.
Tocan tiempos de optar a fondo perdido
Tocan tiempos de arriesgar según la ciencia de la cruz.
Tocan tiempos de acrisolar nuestra fe,
nuestra esperanza,
nuestra caridad.
Señor Jesús.
Que tu cruz
sea nuestra luz.