Juan Antonio Lamarca Carrasco c.m.f.
Soy el P. Juan Antonio Lamarca Carrasco, misionero claretiano. Fui nombrado párroco de la Parroquia de San Antonio Mª Claret de Sevilla en septiembre del 2018 por D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla.
Nací en Villanueva del Arzobispo, un pueblo de la provincia de Jaén, y en el seno de una familia católica practicante. El cultivo de la fe ha estado muy presente en mi casa desde niño. A los tres años de nacer mi familia se trasladó a Málaga por motivos laborales, y en la capital de la Costa del Sol me he criado, viviendo muy cerca de la Parroquia del Carmen, donde conocí a los Misioneros del Inmaculado Corazón de María. En esta parroquia recibí el sacramento de la Confirmación, y a los veintidós años de edad sentí con fuerza la llamada del Señor. A pesar de mis resistencias iniciales, entré en el noviciado claretiano de Loja (Granada) el 8 de septiembre del 1989, día de la natividad de la Virgen.
Un año más tarde comencé los estudios de Teología en Granada; y el 16 de julio de 1991, día de la Virgen del Carmen, hice la primera profesión religiosa. A los cuatro años, el 24 de octubre del 1995, hice la Profesión Perpetua. En esos momentos me encuentro recién destinado en Madrid donde realizo mis estudios de especialización en Teología Espiritual en la Universidad de Comillas. El 29 de junio de 1996 recibo la ordenación de diácono de manos de D. José Mendez en la Iglesia del monasterio de los Jerónimos de Granada, y en el mismo lugar y día del año 1997 recibo la ordenación de Presbítero de manos de D. Pedro Olmedo cmf, obispo de Humahuaca (Argentina).
Tras la ordenación soy destinado al Colegio Menor de Don Benito (Badajoz) como subdirector donde estoy un curso. En junio de 1998 mi destino recae en Sevilla en la comunidad que los Misioneros tenemos en la calle Lima (Heliópolis) como formador del CJC y Postulantado y servicios en el Colegio Claret. Durante estos años tengo la oportunidad de entrar en contacto con nuestra Parroquia en algunas celebraciones. En el 2002 soy destinado a Almendralejo (Badajoz) al Equipo de Misiones Populares; y durante este período tengo la dicha de celebrar una Semana Misionera en nuestra Parroquia. A los ocho años, en junio del 2010, soy destinado nuevamente al Colegio Claret de Don Benito para dedicarme a la Pastoral de Infantil y Primaria. Los caminos del Señor me conducen en el año 2013 a la formación de estudiantes y novicios claretianos en Granada.
Y de la ciudad de la Alhambra nuevamente a la ciudad de la Giralda donde estoy a tu disposición para esta tarea que me encomienda la Iglesia de regir, enseñar y santificar en el nombre del Señor.
Eduardo Moreno Álvarez c.m.f.
Conversamos con el P. Eduardo Álvarez Moreno, que está destinado en esta parroquia desde septiembre de 2014, y en la actualidad es el Vicario Parroquial.
-¿Cuál había sido su último destino antes de venir a la parroquia?
Estaba en la Comunidad de Villablanca (Huelva), y allí era Párroco de La Redondela y Pozo del Camino. En esa comunidad estábamos varios párrocos en la modalidad de “solidarios”, que quiere decir que todos lo son de todos los pueblos, pero cada uno se encarga de alguno en concreto. Cuando se cerró esa comunidad, vine destinado a la parroquia de Sevilla.
-¿Y el primero que tuvo como misionero claretiano?
Me ordené el 26 de junio del año 1977, y mi primer destino como Misionero Claretiano fue en el Colegio de Don Benito, donde era profesor y encargado del internado.
-¿En cuál de las facetas que ha tenido que desarrollar en su vida como Misionero Claretiano se ha sentido más realizado? (pastoral, misión, profesor…)
Donde me he sentido siempre más cómodo ha sido en el ámbito parroquial, aunque nunca me han desagradado las tareas de educación en los colegios.
-¿Ha estado destinado en más colegios, además de en el de Don Benito?
Sí. Fui también profesor en un Instituto público de Granada. Creo que se llamaba Instituto Mixto de Cartuja. También fui profesor de inglés en el Colegio Claretiano de Las Palmas al mismo tiempo que era Párroco de Ntra Sra de Fátima en la Barriada de Pedro Hidalgo. Y por último en Niefang (Guinea Ecuatorial) donde era director del colegio y del internado que teníamos los misioneros claretianos. Ese destino lo desempeñé después de haber sido superior y párroco en la parroquia de Nuestra Señora de la Merced, en Jaén capital.
-¿Qué echa de menos de anteriores destinos?
En alguna medida echo de menos la independencia que tenía siendo párroco, quizás por mi carácter, porque soy muy independiente. Pero desde luego no estoy a disgusto en mi actual destino, y afortunadamente me llevo bien con el párroco. Además, a medida que se van cumpliendo años (y ya voy a cumplir 67), se agradece no tener que cargar con responsabilidades y tener que estar tomado decisiones.
-¿Qué cree que puede Vd. aportar de singular a esta parroquia?
Podría aportar mi experiencia en la dirección de grupos de oración, y de estudios bíblicos, actividades en las que me ha manejado bien en otros destinos. En 1982 acabé la licenciatura en Teología Bíblica en Granada, estudios que me han proporcionado las herramientas necesarias para llevar estos grupos. Los estuve desarrollando en Extremadura (cursos bíblicos adaptados al nivel de las personas que los formaban, y de otros temas de actualidad). Muchas personas creen que lo saben todo, pero siempre hay lugar para aprender.
-Sabemos que ha estado en varios países y continentes; hoy en día ¿es más fácil ser “profeta en su tierra” o evangelizar en otros lugares?
Estés donde estés todas las parroquias son diferentes, porque están formadas por personas diferentes. En África, también fui párroco de 17 parroquias rurales al mismo tiempo, la diferencia allí es que la gente es muy agradecida, si te aprecian te lo dicen (y si no les gusta lo que haces también lo expresan), pero valoran lo que haces por ellos. Al empezar a estudia la lengua Fang, a los pocos meses celebré la misa en esta lengua, y los feligreses me hicieron una gran fiesta de agradecimiento. Allí el idioma oficial era el español, y los niños en el colegio tenían también que hablar en español, y eso hacía muy difícil aprender la lengua local, tenía que ser a ratos libres, no había profesores formados para enseñar la lengua, y no era fácil, había que aprender escuchando a la gente hablar y preguntando las dudas.
-¿Cuántas lenguas ha tenido que aprender para atender sus diferentes destinos?
Además de chapurrear Fang, porque no puedo decir que lo llegara a hablar con corrección, perfeccioné el Francés en los cinco años que estuve destinado en París (aunque ahora no tengo muchas oportunidades de practicarlo). Allí estaba en la Parroquia de Lengua Española, una Parroquia encomendada a los claretianos, para atender a la población de habla hispana, además de a los demás feligreses de la zona. Estaba ubicada en un antiguo convento de padres carmelitas, que España (el rey posiblemente) le compró a Francia cuando expropió a las órdenes religiosas de muchas de sus pertenencias. Pertenece al patrimonio del estado, y en la actualidad hay allí un colegio español.
Mi otro destino en misiones fue en Venezuela, en la Parroquia San Antonio María Claret, en Ciudad Guayana, San Félix, con una población con 70.000-80.000 habitantes, y cinco centros de culto, todos dependientes de la parroquia.
-¿En qué aspectos piensa que esta parroquia, que al ser claretiana debería ser misionera, debería diferenciarse de otras?
Todas las parroquias tienen un denominador común, se fundamentan en tres pilares: fe, esperanza y caridad (correlacionados con Palabra, Sacramentos y Acción Caritativa). En las parroquias claretianas, estén donde estén, en lo que más se insiste es en la Palabra, a través de la predicación misionera, que incluye las catequesis de los distintos sacramentos y niveles de edad, grupos de fe, etc, muy de acuerdo con lo que hacía el P, Claret, y con lo recogido en las Constituciones. Para la acción caritativa nos apoyamos más en la ayuda de seglares, y los sacramentos se celebran con dignidad, pero sin demasiada ceremonia u ornato.
-¿Ha tenido algún destino que destacaría por lo singular?
En Francia fui Delegado Nacional de la Emigración Española en Francia, nombrado por la conferencia episcopal francesa y la conferencia episcopal española, además de la autorización del Padre General. Mi cometido en ese cargo era animar la vida de fe de las distintas comunidades españolas en Francia, y cuidar que hubiese sacerdotes para esas comunidades. Durante ese período viaje por toda Europa (Alemania, Bélgica, Suiza…) para reunirme con los otros Delegados nacionales, una actividad muy enriquecedora por el contacto con personas que hacen su trabajo en diferentes ambientes y países europeos.
-¿Podría aplicar aquí la experiencia adquirida en ese período?
Sería de provecho para cuidar de la emigración cristiana aquí, integrar a los cristianos de otros países en la iglesia. Para ello tienen que mantener su identidad de origen e ir conociendo la cultura de aquí, para integrarse en ella conservando sus valores y su religiosidad de origen.
Para finalizar, agradecemos al Padre Eduardo el tiempo que nos ha dedicado para esta entrevista, y también su disposición a aplicar su buen saber y experiencia al servicio de esta Parroquia Claret de Sevilla.
Isabel Paneque
Amador Nuñez Vecino c.m.f.
Nací en 1944 en Castrogonzalo (Zamora) en un pueblo bañado por el río Esla y orientado a las amplias llanuras de la meseta castellana que han marcado mi vida.
A los doce años salí del pueblo con una pesada maleta de madera y ligero de equipaje para estudiar humanidades en los colegios internos que tenían los Misioneros Claretianos en San Martín de Trevejo (Cáceres), Loja (Granada) y Zafra (Badajoz).
El noviciado y la filosofía lo realicé en Jerez de los Caballeros (Badajoz) entre libros, rezos y latines. Mi primer contacto con el mundo exterior fue en las Palmas de Gran Canaria en mi año de Maestrillo en el año 1965.
La teología la hice en Salamanca en los años gloriosos de cambio, apertura y nuevos aires que nos llegaban de Europa en el mayo del 68. Salamanca marcó el paso de la filosofía a la teología; del concilio de Trento al del Vaticano II; del latín a la lengua vernácula; de las luces tenues y opacas del campo a la luminosidad de la ciudad y a la clarividencia de maestros y doctores de una universidad que brillaba con luz propia como era Salamanca y su mundo estudiantil.
Fui ordenado sacerdote en el año 1970 por el Cardenal Arturo Tabera, Claretiano que en sus primeros años de infancia sufrió los mismos rigores climáticos y la misma educación austera y cristiana de los pueblos de Castilla.
En 1970 fui destinado a una nueva diócesis recién erigida en la isla de Basilan al sur de Filipinas. Durante año y medio estudié inglés en Cambridge como preparación a mi nuevo destino.
En 1972 llegamos a Filipinas para realizar un trabajo evangelizador y de promoción integral con cristianos y musulmanes más al sur de la gran isla de Mindanao. Fueron los años de estreno de mi ministerio. Un trabajo duro y arriesgado por los conflictos armados que surgieron aquellos años donde los musulmanes pedían una república mora independiente. Reflejé estas experiencias en un librito sencillo titulado: El P. Chano, genio y figura.
En 1983 regresé a España. Los jóvenes claretianos filipinos tomaron nuestro relevo y uno de ellos es el primer mártir claretiano en esas islas del Pacífico. Al día de hoy el obispo de Basilan es otro claretiano filipino de la zona que acaba de ser consagrado.
Ya en España comencé mi trabajo pastoral y misionero en la zona rural del Alto Almanzora en Tíjola (Almería) durante nueve años. Otros nueve años estuve en Granada en la parroquia de la Paz, en una zona marginal de Cartuja.
En 2002, con otros dos compañeros de la Provincia Bética, pusimos en marcha una nueva misión en Zimbabue que está dando los primeros frutos vocacionales y sigue siendo el revulsivo que mantiene vivo nuestro espíritu misionero y claretiano.
Últimamente, de vuelta de Zimbabue, he pasado por la zona de Villablanca (Huelva) durante tres años, seis años en la parroquia del Carmen de Málaga y he pasado como de puntillas por Tenerife y Don Benito antes de recalar en Sevilla donde había asistido a reuniones, encuentros, Ejercicios, Capítulos…, pero nunca había sido destinado aquí.
En esta nueva etapa de profundización y serenidad quiero dar lo mejor de mi experiencia y de mi espíritu misionero a aquellas personas que Dios me ha dado como compañeros de camino y hermanos en la fe.
Sevilla 15 de septiembre de 2019.
Santos Cardo Madrid c.m.f.
Nació el 4 de Abril de 1933 en Audanzas del Valle (León).
Hizo su Primera Profesión religiosa como Claretiano el 15 de Agosto de 1951 en Jerez de los Caballeros (Badajoz).
Recibió la Ordenación Sacerdotal en Salamanca el 25 de Junio de 1961.
El año 1962 fue destinado como profesor al Colegio Claret de las Palmas de G. Canaria.
El año 1968 se licenció en Filosofía en la Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma.
En 1969 volvió como profesor al Colegio de Las Palmas.
En 1974, al inaugurarse el Colegio de E. G. B. de Tamaraceite (Las Palmas) fue nombrado Director y Superior de la comunidad Claretiana.
En 1978 fue destinado al Colegio Claret de Sevilla. Durante 3 años fue Superior de la Comunidad.
En 1986 fue nombrado Director del Colegio de Tamaraceite y Superior de la comunidad.
En 1989 fue nombrado Párroco de la Parroquia Corazón de María de las Palmas.
En 1995 fue destinado a Málaga como Párroco de Nª Sª del Carmen y Superiror de la Comunidad.
En 2001 fue nombrado Rector del Templo Corazón de María de Almendralejo (Badajoz) y Superior de la Comunidad.
En 2010 fue destinado al equipo parroquial de la Parroquia San Antonio Mª Claret de Sevilla.