QUIÉRAMOS VIVIR EL ASOMBRO DE LA FE
Señor Jesús, la Palabra nos dice
que nos sacarás del abismo
de la dureza de la vida…
Ante ti, quisiéramos vivir
el asombro de la fe,
el asombro de la confianza,
el asombro ante tu poder de salvación.
Pero es muy difícil.
No sabemos cómo reconocer los dones que nos alimentan.
No sabemos cómo contemplar la gracia que nos impulsa.
No sabemos cómo vivir para crecer en la espiritualidad
que realmente necesitamos
en los tiempos que nos tocan vivir.
Señor Jesús, vivimos
entre miedos,
entre crisis,
entre absurdos.
Señor Jesús,
tantas y tantas veces
el estupor
ante la dureza de la vida
nos golpea
como si no hubiera alternativa,
como si no hubiera paz,
como si no hubiera salvación.
Muchas veces nos abruman las preguntas sedientas…
¿Cómo confirmar que nos encaminamos a la vida de toda vida?
¿Cómo saber que nuestras heridas no son la última palabra?
¿Cómo superar el pesimismo y el fracaso que nos tanto nos dañan?
¿Cómo no hui, alucinados, hacia el egoísmo y el individualismo?
¿Cómo no maldecir?
¿Cómo no blasfemar?
¿Cómo saber de verdad que no estamos solos,
que no somos una insignificancia cósmica,
que no nos disolveremos como una ínfima brizna bioquímica?
Señor Jesús,
muchas nos sentimos
caminantes a la intemperie,
con sed…
una sed que surge de nuestro corazón herido…
una sed que refleja nuestros miedos…
una sed que nos urge a buscarte aún más…
Para esta sed
hace ya mucho tiempo
que no nos valen
las palabras de siempre
que suenan vacías,
que suenan burocráticas,
que suenan ininteligibles…
palabras que no nos ayudan a dar gracias de todo corazón,
palabras que no nos impulsan a la alegría entrañable, ,
palabras que no nos alimentan en las necesidades reales que vivimos día a día.
Señor Jesús,
no escuchamos hablar de Ti
con palabras vivificantes,
significativas,
luminosas
para nosotros
y para quienes nos rodean…
… con palabras vigentes
que den esperanza
auténtica…
… con palabras que nos lancen
a la libertad,
a la alegría,
al cuidado real de toda vida.
Señor Jesús,
¿dónde los santos?
¿dónde los profetas?
¿dónde los testigos
que nos señalen
caminos transitables
y humanizantes?
Señor Jesús,
ilumínanos.