SEÑOR JESÚS, TUS PALABRAS NO PASARÁN.
Tus palabras, presentes en mis silencios de cansancio.
Tus palabras, presentes en mis tristezas.
Tus palabras, presentes cuando parece que se apaga mi esperanza.
Tus palabras, presentes cuando miro la vida con ojos escépticos.
Tus palabras, presentes cuando no me siento ubicado en lo que me rodea.
Tus palabras, presentes en la entraña de mis aislamientos.
Tus palabras, presentes cuando me olvido de que el silencio es revelación.
Tus palabras, presentes en el corazón de mis sueños muertos.
Tus palabras, presentes en el miedo ansioso hacia el futuro.
Tus palabras, presentes en lo más recóndito de mi soledad.
Tus palabras, presentes cuando creo que camino por una tierra baldía.
Tus palabras, presentes en los absurdos cotidianos.
Tus palabras, presentes en el hastío de tanta y tanta estupidez.
Tus palabras, presentes en los ruidos de mi mente en el silencio de la oración.
Tus palabras, presentes en mis huidas que galopan en el activismo.
Tus palabras, presentes en los océanos de la disolución de la autenticidad.
Tus palabras, presentes en las pesadillas diarias de la gran ciudad.
Tus palabras, presentes en el paso de los años como si fuera un mercancías.
Tus palabras, presentes a pesar de tanta y tanta pomposidad ritual.
Tus palabras, presentes cuando las doctrinas ya no valen para asirse al sentido real de la vida.
Tus palabras, presentes en tantas lágrimas inocentes fruto de la maldad humana.
Tus palabras, presentes en las entrañas conmovidas de los tirados en los márgenes de la historia.
Tus palabras, presentes en las manos de los que cargan compasivamente con la realidad que vivimos.
Tus palabras, presentes en los pacíficos, en los mansos, en los de corazón puro.
Tus palabras, presentes todo los santos de todas las épocas,
de todas las culturas,
de todas las espiritualidades,
de todas las religiones.
Señor Jesús, Tus palabras no pasarán.
¿Cómo agradecerte intentar ser discípulo tuyo?