Para hacer DONATIVOS a tu parroquia por
nº 01212
BIENAVENTURADOS.
Bienaventurados los abiertos de corazón.
Bienaventurados los afables.
Bienaventurados los artesanos del cuidado de la vida.
Bienaventurados los cabales.
Bienaventurados los creadores de espacios de serenidad y paz.
Bienaventurados los de alma clara.
Bienaventurados los de corazón humilde.
Bienaventurados los de trato natural.
Bienaventurados los defensores de los derechos humanos.
Bienaventurados los descentrados de sí.
Bienaventurados los honestos.
Bienaventurados los humildes.
Bienaventurados los inclusivos.
Bienaventurados los justos.
Bienaventurados los que amplifican lo que de bello tiene la vida.
Bienaventurados los que aportan calidad humana.
Bienaventurados los que buscan de verdad la verdad.
Bienaventurados los que buscan la santidad en la vida que viven día a día.
Bienaventurados los que buscan responder a los problemas del siglo XXI desde el evangelio.
Bienaventurados los que confiesan que la mejor parte del ser humano es cuidar la vida.
Bienaventurados los que construyen puentes de encuentro.
Bienaventurados los que crean espacios de diálogo interreligioso.
Bienaventurados los que creen en Dios.
Bienaventurados los que cuidan la vida con corazón y manos del Reino.
Bienaventurados los que cultivan el ecumenismo.
Bienaventurados los que desenmascaran los engaños de la cultura de la muerte.
Bienaventurados los que esparcen misericordia día a día.
Bienaventurados los que generan confianza.
Bienaventurados los que intuyen nuevas constelaciones de sentido.
Bienaventurados los que irradian síntomas de esperanza.
Bienaventurados los que lanzan destellos de esperanza.
Bienaventurados los que mantienen la serenidad en estos tiempos caóticos.
Bienaventurados los que no juzgan.
Bienaventurados los que saben silenciarse.
Bienaventurados los que se centran en lo esencial.
Bienaventurados los que se esmeran en la bondad de sus palabras.
Bienaventurados los que se interesan de corazón por las personas.
Bienaventurados los que se muestran con autenticidad.
Bienaventurados los que se unen para mejorar las cosas.
Bienaventurados los que siembran paz de palabra y de obra.
Bienaventurados los que sufren por el dolor ajeno evitable.
Bienaventurados los que superan creencias poco saludables.
Bienaventurados los que superan los cinismos del tener y del aparentar.
Bienaventurados los que viven diariamente detalles de la vida nueva del evangelio.
Bienaventurados los responsables.
Bienaventurados los sedientos de evangelio.
Bienaventurados los sencillos.
CRISTO, EL DE LOS MIL NOMBRES.
Cristo, Abrazo.
Cristo, Agua.
Cristo, Alborada.
Cristo, Alimento.
Cristo, Amanecer
Cristo, Amigo.
Cristo, Amor sobre todo amor.
Cristo, Bondad.
Cristo, Brillo.
Cristo, Camino.
Cristo, Certeza.
Cristo, Claridad.
Cristo, Clarividencia.
Cristo, Comunión.
Cristo, Corazón.
Cristo, Creatividad.
Cristo, Crecimiento.
Cristo, Cruz del Sur.
Cristo, Cuerpo.
Cristo, Cuidado.
Cristo, Despertar.
Cristo, Destello.
Cristo, Difícil.
Cristo, Dinamismo.
Cristo, Elevación.
Cristo, Empatía.
Cristo, Enamoramiento.
Cristo, Energía.
Cristo, Entendimiento.
Cristo, Entrega.
Cristo, Equilibrio-
Cristo, Esperanza.
Cristo, Estrella Polar.
Cristo, Exigencia.
Cristo, Experiencia.
Cristo, Faro.
Cristo, Fiesta.
Cristo, Floración.
Cristo, Fortaleza.
Cristo, Frescor.
Cristo, Fuente.
Cristo, Fuerza.
Cristo, Fulgor.
Cristo, Fundamento.
Cristo, Gloria
Cristo, Gracia.
Cristo, Hombre.
Cristo, Horizonte.
Cristo, Humanidad.
Cristo, Imán.
Cristo, Impaciencia.
Cristo, Impelencia.
Cristo, Integración.
Cristo, Intensidad.
Cristo, Interior de los interiores.
Cristo, Juicio.
Cristo, Justicia.
Cristo, Kairós.
Cristo, Lucidez.
Cristo, Lumbre.
Cristo, Luminosidad.
Cristo, Luz.
Cristo, Madurez.
Cristo, Manantial.
Cristo, Mano de Dios.
Cristo, Metáfora.
Cristo, Mirada.
Cristo, Misericordia.
Cristo, Misión.
Cristo, Misterio.
Cristo, Música de Dios.
Cristo, Paciencia.
Cristo, Palabra.
Cristo, Pan.
Cristo, Paso de Dios.
Cristo, Pastor.
Cristo, Paz.
Cristo, Perdón.
Cristo, Peregrino.
Cristo, Plenitud.
Cristo, Pregunta.
Cristo, Primero.
Cristo, Primicia.
Cristo, Puente.
Cristo, Puerta.
Cristo, Pureza de intención.
Cristo, Raíz.
Cristo, Respeto.
Cristo, Respuesta.
Cristo, Resurrección.
Cristo, Revelación.
Cristo, Río.
Cristo, Roca.
Cristo, Sabiduría.
Cristo, Sanación.
Cristo, Santidad.
Cristo, Semilla.
Cristo, Serenidad.
Cristo, Siervo.
Cristo, Silencio Santo.
Cristo, Templanza.
Cristo, Transfiguración.
Cristo, Transformación.
Cristo, Transparencia.
Cristo, Último.
Cristo, Vaciamiento,
Cristo, Vida.
Cristo, Vino.
Cristo, Visión.
Cristo, Vivir, Vivir la Vida.
CRISTO SOLVENCIA
Cristo, abrazo inacabable con el que anda perdido.
Cristo, aliento de mundo nuevo que tanto anhelamos.
Cristo, altura de miras frente a la dureza de corazón
Cristo, asombro de clarividencia del corazón humano.
Cristo, autenticidad de la presencia de Dios.
Cristo, belleza de la gratuidad santa.
Cristo, bendición constante.
Cristo, bienaventuranza para los que sufren.
Cristo, bondad de toda bondad.
Cristo, cimiento de lo que realmente importa.
Cristo, comunión misteriosa de toda la realidad.
Cristo, confirmación de las mejores intuiciones.
Cristo, consistencia de lo mejor del corazón humano.
Cristo, corazón de humanidad redimida.
Cristo, el que genera camino transitable para todos.
Cristo, energía vital sin límite.
Cristo, fortaleza para corazones enfermos.
Cristo, fuente insondable de vida.
Cristo, fulgor que fascina a los sedientos.
Cristo, humanidad santa.
Cristo, humildad fascinante.
Cristo, luz en los tiempos inciertos.
Cristo, llamada amorosa al reino de la vida.
Cristo, maestro de maestros.
Cristo, misericordia que abraza y consuela.
Cristo, misterio último de las entrañas de la historia.
Cristo, paciencia infinita.
Cristo, palabra de vida eterna.
Cristo, palpitar misterioso del amor de Dios.
Cristo, paz en nuestros duros momentos.
Cristo, pureza de intención inigualable.
Cristo, realismo frente a lo demasiado humano.
Cristo, resonancia de vida eterna por los caminos de los hombres.
Cristo, respuesta a la sed de sentido.
Cristo, sabiduría para caminar con confianza en la vida.
Cristo, salud para nuestras dolencias.
Cristo, santidad que recrea y enamora.
Cristo, serenidad en la aspereza del mundo.
Cristo, solvencia inagotable de la verdad de Dios.
Cristo, ternura en la escucha de los corazones rotos.
Cristo, veracidad de las santas palabras de los santos.
Cristo, vibración infinita de santidad.
Cristo, vínculo de la unidad de las unidades.
Cristo, vitalidad inacabable frente a la mala muerte.
LAS ALGARROBAS DE LA VIDA
Dios Padre/Madre…
Nos alejamos de ti,
pero no dejamos de anhelarte.
Nos alejamos de nuestras raíces,
pero sabemos, en el fondo de nosotros, quiénes somos
y que podemos volver a lo mejor de nosotros.
Nos aturdimos con diversiones,
aunque sabemos que la verdad de la vida
está en la comunión de amor contigo.
Nos desperdiciamos estúpidamente,
pero sabemos, en lo más auténtico de nosotros,
que no está todo perdido.
Dios Padre/Madre…
Eres santo y ofreces santidad.
Eres justo y ofreces justicia.
Pero sobre todo eres amor sobre todo amor,
abrazo sobre todo abrazo,
encuentro sobre todo encuentro.
Vida dando vida
y esperando para la vida sobre toda vida.
Dios Padre/Madre…
sin sombra de rencor,
sin sombra de venganza,
sin sombra de desconfianza…
asombro de un infinito amor
que fundamenta,
posibilita,
impele,
misteriosamente,
constantemente,
sutilmente
toda la realidad
y especialmente el corazón
de todos y cada uno de los seres humanos.
Dios Padre/Madre…
ante ti, ante los demás
que seamos
perdón,
acogida,
paz…
porque muchas veces hacemos el tonto por la vida
y encima nos creemos mejores que los demás,
nos creemos más listos que los demás,
más cristianos que los demás.
Dios Padre/Madre…
perdónanos.
No sólo somos pecadores…
somos inconscientes…
somos estúpidos
al desperdiciar los dones,
las maravillosas capacidades
de la inteligencia,
de la libertad
y del amor que tenemos.
Dios Padre/Madre…
Paciencia sobre toda paciencia meramente humana.
Sabiduría sobre toda sabiduría simplemente humana.
Esperanza contra toda esperanza.
Danos lucidez,
valentía
y fe
para recapacitar
y entregarnos a tu corazón.
Dios Padre/Madre…
que no le tengamos miedo a las algarrobas
de la vida…
ganadas a pulso,
esperpénticamente,
con nuestras tonterías…
algarrobas que son preámbulo de la fiesta sin fin,
algarrobas que son el detonante de la alegría de la salvación,
algarrobas que son el inicio del fin de nuestra huida de nosotros mismos
y el inicio de peregrinar hacia el abrazo infinitamente humano,
un abrazo sin condiciones,
sin letra pequeña,
sin cláusula de rescisión…
Dios Padre/Madre…
… fiesta sobre toda fiesta…
¿Cómo agradecerte
lo que has hecho,
lo que haces
y que harás por nosotros?
Ahora,
hoy,
sólo podemos llorar
de alegría…
TÚ, EN EL SILENCIO HABITADO
Señor Jesús,
Tú, en el silencio habitado entre tanto ruido y tanto miedo.
Señor Jesús, nuestra paz amorosa.
Tú, misterio de Vida.
Señor Jesús,
Tú, en la raíz de nuestro peregrinar, entre tanto sobresalto y desconcierto.
Señor Jesús, nuestra paz cierta.
Tú, misterio de esperanza.
Señor Jesús,
Tú, energía de nuestras energías entre tanto cansancio y hastío.
Señor Jesús, nuestra luz inagotable.
Tú, misterio de los dinamismos de la realidad.
Señor Jesús,
Tú, respuesta a nuestras preguntas esenciales entre tanta mentira y tanta falsedad.
Señor Jesús, nuestra confianza.
Tú, misterio de permanente lealtad.
Señor Jesús,
Tú, mirada amorosa
sobre todo lo que nos pasa,
sobre todo lo que nos duele,
sobre todas nuestras mezquindades
personales y colectivas.
Señor Jesús, alimento constante
para nuestra desgastada espiritualidad,
para nuestra desgastada comunidad,
para nuestra desgastada Iglesia.
Tú, siempre sorprendente estímulo
del sí a la vida
del sí al cuidado de la vida,
del sí a estar al lado
de los tirados en las cunetas de la historia.
Señor Jesús,
estímulo,
impulso,
fuerza…
¿Cómo responder,
en estos convulsos tiempos
a tu llamada
a anunciar tu sí definitivo a la vida
a la humanidad
que anhela paz,
que desea fraternidad,
que busca justicia?
Señor Jesús,
viviente eminente entre los vivientes,
santo supremo entre los santos,
justo que justifica a todos los que abren su corazón
a tu ilimitado amor,
mejora nuestra fe,
incrementa nuestra esperanza,
danos audacia
para proclamar lo esencial:
la santidad a la que estamos llamados,
santidad que ya ha empezado,
santidad que irradia justicia
de pensamiento,
de palabra
y de obra.
Señor Jesús,
arraigados en Ti,
audaces contigo,
sabemos nuestro lugar en el mundo:
ser peregrinos
llenos de sentido,
llenos de significado,
llenos de sensibilidad
para el Reino,
tu Reino,
el Reino
que tiene destellos de presencia
en todos los que cuidan
la vida,
la fraternidad
ASOMBRO ANTE TI
Señor Jesús,
misterio de Dios entre nosotros.
Asombro ante ti,
misterio de vida.
Señor Jesús,
misterio de los hombres ante Dios.
Asombro ante ti,
misterio de la vida de los hombres.
Señor Jesús,
misterio de nuestro existir como seres humanos.
Asombro ante ti,
misterio de las raíces de nuestro ser.
Señor Jesús,
misterio del camino de los hombres hacia Dios.
Asombro ante ti,
misterio de nuestro anhelo más profundo de santidad.
Señor Jesús,
misterio de la fuerza de Dios.
Asombro ante ti,
misterio de que nos llama a la plenitud.
Señor Jesús,
misterio del Dios de todas las energías.
Asombro ante ti,
misterio de los siempre fascinantes dinamismos de la realidad.
Señor Jesús,
Palabra de la Palabra de Dios.
Asombro ante ti,
misterio de la verdad a la que todos podemos acceder.
Señor Jesús,
misterio de la mirada amorosa,
misterio de la presencia constante,
misterio de los estímulos que nos alimentan.
Asombro ante ti,
el Sí del Sí a la vida,
el Sí del Sí a la esperanza,
el Sí del Sí al corazón del hombre.
Señor Jesús,
el Viviente de los vivientes,
el Santo de los santos,
el Justo de los justos.
Señor Jesús,
arraigados en Ti,
audaces contigo,
sabemos nuestro lugar en el mundo,
sabemos la tarea que nos toca hacer,
sabemos los compañeros de camino:
los que cuidan la santidad,
los que cuidan la justicia,
los que cuidan la vida,
cualquier vida,
ESPERANDO TU MIRADA
Señor Jesús, maestro de humanidad,
maestro de santidad,
maestro de crecimiento humano y crecimiento espiritual.
Me siento desbordado por mis limitaciones,
me siento triste por mis errores,
me siento incapaz de llamarme pecador.
Me cuesta escuchar de verdad,
me cuesta acoger y dejar espacio a la persona concreta que tengo delante,
me cuesta desprenderme de mis prejuicios, tan irreales como injustos,
me cuesta abrirme de verdad a la presencia de la santidad en mí y en los demás.
Me siento ajeno a tanto y tanto sufrimiento que hay en el mundo y cerca de mí
No soy capaz de bendecir por tanto y tanto bueno que hay a mi alrededor.
Me da mucho miedo hablar del evangelio de un modo profético a los que hablan conmigo.
No me veo capaz de mejorar ni en conductas ni en obras.
Me cuesta reconocer a los maestros de humanidad y de santidad,
me cuesta la humildad de la obediencia a lo que debo lealtad y fidelidad,
me cuesta mirar al fondo más auténtico de lo humano de los mejores con los que me cruzo en la vida,
me cuesta reconocer que puedo ser un Cristo para los seres humanos que me tienen cerca.
No te busco en el silencio de mi interior ni en lo que ocurre en mi transcurrir diario.
Vivo momentos de frustración cercana a la ira cuando no me salgo con la mía de inmediato.
Tengo momentos de soberbia cuando parece que alguien se pone en mi camino, estorbándome.
Hay veces que la envidia me corroe, amarilleándome la mirada y el ánimo.
Me cuesta abrirme a nuevas perspectivas,
me cuesta prestar atención al milagro del Espíritu en la vida cotidiana,
me cuesta reconocer que los obstáculos son la mejor ocasión de aprendizaje,
me cuesta aceptar que el crecimiento es soltar y soltar y soltar las cabezonerías del ego.
Muchas veces me indigno por caprichos, por banalidades, por mezquindades que siembro y siembro.
Hay días que la amargura es mi compañera de respiración, de resuello, de aspereza.
Tantas y tantas veces juzgo con resentimiento al que es, simplemente, de un vivir diferente al mío.
No profundizo en mis pensamientos y me dejo llevar por la falsa seguridad de quien se cree más listo que la vida.
Me cuesta aceptar que nacemos para amar y servir,
me cuesta entregarme al amor que nos sana,
me cuesta la serenidad afianzada en la de verdad, en la fe auténtica, en la fe santa,
me cuesta abrir los ojos y el corazón a la gran verdad de que realmente todo es para bien.
Hay tanto en mí, Señor, del tener, del mandar, del aparentar en todas sus variantes, en tantas ramificaciones, en tantas facetas de las que huyo, encerrándome en mis canijos intereses muy a corto plazo.
Señor Jesús, maestro de humanidad,
maestro de santidad,
maestro de crecimiento humano y crecimiento espiritual:
Escrito esta oración ante Ti, esperando, simplemente tu mirada, como hiciste con la adúltera.